35 años - Por Osvaldo Daniel ACOSTA

35 años.

El comedor de mi casa se viste de fútbol, yo estoy sentado en la escalera que nos llevaba a contar estrellas en las noches de verano.

Es invierno y en el país las cosas no andan bien, como casi siempre, la democracia aún es un sueño colectivo.

Las heridas de una guerra absurda siguen sin cerrar.

Allá en México, en el Azteca está por ocurrir este recuerdo que será imborrable, el barrio está en silencio y solo serán tres los gritos que estallarán. Uno, cuando el diez le gana en el salto al arquero inglés.

El otro, cuando la agarra en el medio de la cancha y comienza a correr, dejándolos por el piso a mí me parece escuchar música, o al menos así lo recuerdo hoy. La pelota termina en la red y en el barrio de casas de techos bajos , comienza el murmullo hasta estallar en un alarido.

Gooooool!!!

Que golazo!!!

Saltamos todos!!! Lo gritamos.

Nos abrazamos.

¿Porqué lo celebramos después de tanto tiempo?

Sin dudas creo que fue uno de los momentos en los que fuimos felices, estaban todos los que hoy extrañamos (hasta el diez nos falta).

Y el tercer grito, cuando el partido terminó.

Fui feliz hace 35 años en el comedor de mi casa y fue un sueño colectivo hecho realidad.