Mirando con los ojos del alma - por Claudia Silvo


 UN ABRAZO ETERNO  
                                                                                                  
Ella  se despierta, se levanta de la cama y dice: "...Hay una sutil diferencia entre, voy a ver si hago algo y voy a hacerlo.

Con unos  movimientos  suaves de brazos y manos  afirma que una sola palabra a veces dirige el rumbo de toda una frase: SI. 
                       
Recuerda lo que decía su abuela: las palabras se las lleva el viento. 
Por eso, ella no te decía que iba hacer un pastel. 
Uno llegaba a la casa, y el pastel estaba sobre la mesa.  
Sentía tocar el cielo con las manos  y que se encontraban con las manos de su abuela que era acción.
       
Vuelve de su recuerdo, va a la cocina, se lava las manos con total esmero y  se prepara el desayuno: mate con tostadas y una mermelada de manzana colocado en una bandeja y vuelve a la cama. Ama el desayuno en la cama.
                                                    
Continúa con su reflexión: es la acción, es la coherencia entre el pensar, sentir y actuar lo que hace que pueda creer en él.
                                                   
Sonríe, aún en tiempos de caos su sonrisa se dibuja en su cara. Mientras desayuna se pone a escuchar la  canción "Aventura " de Abel Pintos. 
Cree en la magia de la esperanza activa en tiempos de desilusión y se aferra a los sueños a pesar de todo. Es una morocha soñadora. 
Sueña despierta y expresa :"...Ojalá que tu abrazo fuera un cielo eterno porque hoy lo necesito .  
Te cuento un secreto: él lo necesita más que yo y sé que estás ahí.  Abrázame y abrázalo un rato..." 
                                                    
Siente el calor de ese abrazo y extiende ese calor a él, ella  es pura  acción.



    Soñar despierta
                    
Ella cree que en los confines de los sueños, donde el alma se junta con la intuición, aparece una energía inevitable que se empieza a movilizar y no termina jamás. 
Es el momento donde se comienza a soñar mirando con los ojos del alma y esa acción se convierte en un desafío.    
                                                                                                 
El más auténtico y el más genuino, porque en cuestiones del alma, se encuentra la sinceridad en estado puro.                                                                               
Se caen las vendas y sólo se ve.                                                            
Que desafío es soñar con los ojos abiertos en tiempos de desazón, esa acción esperanzadora se convierte en un acto revolucionario. 
Es así que decide atrapar sueños propios y colectivos.        
                                                          
A esta altura de su vida, vivir la vida es sonreír de a dos o más, es ir juntos a la par.
                                                  
Entiende que para hacer feliz a una persona hay que estar allí. Y hay mil formas que lo otro sienta que uno está. Desea  menos "chamuyo" y más acción.                                                                                                    
Suspira y sopla ese deseo al viento y su ojos se cruzan con una luna hermosa que ilumina la inmensa oscuridad y es ahí donde afirma su luz de esperanza.    


El árbol de la vida

Claudia nació del abandono y del silencio de aquellos que callan verdades que dañan el alma. Construyó su vida y sueños sobre tierra movediza y es así como en este momento, habiendo perdido tanto ha logrado mucho más.

Ella sabe lo que es caminar en la incertidumbre que implica la falta de identidad y el desconocimiento sobre su origen.

Un 14 de abril del año 2013 una verdad a medias, hizo que más allá del dolor que la quebró en mil pedazos, fueran esos pedazos los cimientos que le permitieron reconstruirse y renacer.

En ese instante su opción fue amar y amarse un montón. Transformó el sufrimiento en amor.

Es risueña. Cree que aquellos que ríen y muestran esos dientes blancos con osadía pueden iluminar a alguien, y con eso, a ella le basta.

Es madre, abuela y eligió estar sola por ahora. Tiene un hijo y nietas biológicas e hijas y nietas/o del corazón. Así es su vida, una decisión constante de ser coherente con su pensar, sentir y actuar.

Perdonó pero no olvidó. Olvidar es no reconocerse como un ser histórico.

Y nosotros somos historias.                                                         

Ella escribe historias. Sabe que las historias son las vivencias de cada uno y eso la enriquece.                                                                                    

Respira y se queda reflexionando. Agradece todo lo que vivió y estar aún de pie. Firme pero flexible como un bambú.                       

Llego hasta aquí a través de un sin fin de historias contadas y otras por contar. Siempre sueña en forma activa en conocer sus orígenes e identidad. Mientras tanto vive cada instante como único e irrepetible en un mundo donde la realidad supera ampliamente a la ficción. 

Un virus ha tomado un protagonismo inusitado en la humanidad que hace que valore aún más la amorosidad del otro y su propia amorosidad, es esa sinergia que la mantiene viva 



Toda llega en el momento que tiene que llegar 
 
Ella mira  una serie de Neflix que le recuerda su viaje con amigas en un crucero.
  
La alegría del encuentro, del baile, de los abrazos y ese beso que permitió lo lúdico de esa noche. Se sonroja con solo revivirlo. Vuelve de ese momento. Piensa que la vida es demasiado corta para correr detrás de alguien que ni siquiera camina por ti.                                                                         
Mientras tanto se prepara un té porque siente el frío de la noche. 
Reafirma que no hay que buscar y no es necesario ir detrás de nadie cuando saben dónde estás.
                                                                     
Ese calor del té la invita a imaginar otro viaje, otra historia y ese compartir con sus amigas bellos y divertidos momentos donde disfrutar era el principio y el final. 
Apoya la taza en la mesa de luz y fija su mirada en el televisor, ahora con el deseo vivo de que todo vuelve a empezar y  todo llega en el momento que tiene que llegar.


La magia de los "SI"

Ella estaba partida en mil pedazos. Perdió a su hijo por nacer e imaginó que no iba a rearmarse y "no sabe" que fuerza "divina" surgió que lo logró y siguió.

 Cree que va a perder a su otro hijo, se quebró en millones de partes, “no sabe" que fuerza "divina" apareció y siguió.

Un día, una confirmación la rompe en trillones de partes, siente la aniquilación de su Ser, “no sabe" que fuerza logró reconstruirla y siguió. 

Otra vez está partida literalmente ante el dolor de una enfermedad, logra aceptarla y sanar mirando con los ojos del alma y respirando conscientemente y siguió.                               Hoy se pregunta si la capacidad de resiliencia es indefinida y se contesta: "SI, que la fortaleza es un don inquebrantable y lo reconoce y SE SIGUE".

Ante su reconocimiento decide escribir una nota a su hijo en una hoja de un anotador que está sobre la mesa del comedor que dice: "…HIJO, siempre cree en la magia de los SÍ, es la llave que te lleva a tu interior, es allí donde se encuentran todas las respuestas y cuando tu alma sonría, ahí es, Te amo hasta el infinito y más allá, TU VIEJA”.

Dobla la nota, se acerca al dormitorio de su hijo y la coloca sobre la mesita de luz. Es su ejemplo y los pequeños grandes detalles que quedaran en el corazón de su hijo y ella lo sabe.

CHISPITAS MÁGICAS 

Ella es una persona agradecida. 

Agradece a quien siente que se le va la vida y no se anima a vivirla, porque se afirma en las decisiones tomadas ya hace un tiempo.

Bendice a quien festeja la vida más que ella cuando le pasan cosas bonitas.

Porque se contagia de su alegría, disfruta cada momento porque sabe de luces y oscuridades.

Sonríe ante lo simple, se alegra, se abraza y se le iluminan los ojos ante las pequeñas grandes cosas de la vida cotidiana que considera como "chispitas mágicas”.

De tan simple es imperceptible. Solo es visible para aquellos ojos que miran a través de la mirada del alma.

Pasan los años, y sigue creyendo en la magia.

Durazno sangrando - por Martina Flores (Homenaje) - Luis Alberto Spinetta



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