LA EPIDEMIA DE LA SOLEDAD - Silvana Beatriz Da Silva
Contar una historia es fácil, contar un suceso,
una vivencia, no tiene que ser complicado, lo complicado viene cuando no sabes
bien si eres capaz de expresar con palabras todos los sentimientos vividos,
todo lo que ha ocurrido a tu alrededor con una velocidad y una intensidad que
jamás hubieses imaginado.
Lo sencillo sería hacer un relato cronológico,
ir marcando sucesos por días, meses, pero...
¿Cómo hacerlo cuando los días se
convierten en algo intrascendente y los meses pasan sin siquiera tener tiempo
de pensar qué es lo que ha pasado, qué ha cambiado, qué está pasando, cómo de
un día para el otro todo se rompió?
Mis sentimientos están mezclados con
sensaciones, con emociones, con dolor, impotencia, pero también con esperanza y
con un aprendizaje vital que jamás podré olvidar.
Tiempos tremendamente tristes que nos suceden absolutamente a todos, cuando digo todos me refiero a la humanidad en su
conjunto.
Lo más tremendo es llevar adelante esta propia
batalla solitaria.
¿Cómo comprender que el peligro mortal está en
un beso, en un abrazo, o en el mismo aire que respiramos?
Ese pinzamiento que se engancha en la garganta
hasta dolerte, por la ausencia de los seres amados, y de sus abrazos que te
ayuden a resistir.
Ese vacío que se experimenta cuando no esperas
nada de mañana mientras se va borrando tu pasado.
Esta pandemia nos cambió la vida de cuajo.
Los
que decíamos que no teníamos tiempo para hacer esto o lo otro, ahora resulta
que lo único que tenemos es tiempo.
Dicen que al miedo hay que mirarlo de frente, pero para enfrentarse a lo desconocido e invisible, hay que tener valentía.
Ni
en las peores pesadillas podíamos imaginar vivir algo así.
Nunca estando tan
cerca hemos estado tan lejos.
Comunicarse con los seres queridos por video
llamadas como si estuviéramos a kilómetros de distancia.
Éramos seres libres que hoy nos encontramos
encerrados en diferentes tipos de cajas, unas mejores otras peores y otros ni siquiera tienen una, pero cajas al fin.
¿Cómo nos va a terminar afectando esto? ¿Se
extenderá por años la distancia social?
Trato de buscar con que momentos compararlo, pero es imposible,
incomparable, porque esta vez la estoy viviendo, padeciendo, sufriendo, las
otras sólo las leí en libros de historia.
Me siento anestesiada en este mundo de cajas,
tengo desregulado el sueño y el humor.
El humano necesita del tacto y aunque sabemos
que eso puede matarnos, esa necesidad no se va.
Mi círculo social que antes se medía en
kilómetros ahora se redujo a los poquitos convivientes, el resto de la familia
tiene su propia burbuja.
Esas burbujas que me impiden el abrazo que tanto
necesito de mis otros hijos, de mis nietos, de mis padres, hermanos, amigos,
compañeros.
¿Qué daños le causará a nuestros cuerpos la
soledad?
La soledad como amenaza incluso de perder la cordura.
La soledad como
factor de riesgo con sus consecuencias nefastas.
Mantener la cordura, la mesura, puede ser la
diferencia entre la vida y la muerte.
No desaprovechemos la oportunidad de este
tiempo para reflexionar y cuidar todo aquello que descuidamos antes, los
amores, las amistades, los placeres, todo aquello que deseemos hacer porque
quizás no hay un después.
Busquemos
aquello que nos sirva para mejorar nuestras vidas y la de los demás.
“Solo hay
una cosa más dolorosa que aprender de la experiencia y es no aprender de la
experiencia”.
Si hay algo que le agradezco a esta pandemia,
es el uso del tapabocas, porque gracias a él volvimos a mirarnos y a sonreír
con los ojos, la mirada fue la conexión entre almas.
Todos somos parte de un gran engranaje que no puede
detenerse.
Debemos salir fortalecidos de esto unidos, en
nombre de todos aquellos que no lo lograron, de los que han sufrido pérdidas
irreparables, tan dolorosas que ni un último adiós pudieron dar a su ser amado.
Que crueldad tan grande lo que nos ha sucedido.
¿Lo merecíamos, tal vez?
Amapola - ( Juan Quintero, Luis Pescetti y Luna Monti )
Gracias por esta vuelta tuya transformada en texto, lleno de dolor, pasión, verdad y esperanza. Abrazo grande!
ResponderEliminarMuy buena nota.
ResponderEliminarNadie saldrá indemne de estos tiempos.