BITACORA - JUNIO TERMINA, EL INVIERNO CONTINUA - Por OSVALDO DANIEL ACOSTA
Llegamos a mitad de año,
junio termina, el invierno continúa y se pasea por estas latitudes.
El encierro voluntario junto
al frío invernal y lo cotidiano decantan en estas palabras.
Mañana de invierno.
Allá afuera se ve por mi
ventana al invierno, ya instalado definitivamente.
El mate va y viene, mí gata
pide caricias sobre mis rodillas.
La mañana transcurre en su
mansedumbre.
La radio acompaña con sus
novedades, cada vez menos novedosas.
En este devenir cotidiano
que tiene a estos días,
tan parecidos unos con
otros,
me pierdo pensando en
aquellos que tienen que salir,
para que vos y yo no
tengamos que hacerlo y en aquellas casas en las que sobran son las carencias.
La llegada del invierno,
como las cuatro estaciones,
son de las pocas certezas
que nos quedan en esta cotidiana realidad.
Día 57.
La sensibilidad de la lluvia
que cae mansa en una mañana fría, pide ser expresada sobre el papel.
Llueve.
Llueve sobre los techos del
mundo.
Llueve sobre los techos de
mi barrio, como llovía en mi infancia también.
Llueve mansamente como una
bendición Urbi et orbi.
Llueve sobre los edificios
públicos.
Llueve sobre las catedrales.
Llueve sobre el árido
Zahara.
Llueve sobre lo que queda,
del verde Amazonas.
Llueve y extraño.
A mis afectos cercanos y
lejanos a mis amigas y amigos.
A las charlas por temas
serios y las que estallan en carcajadas.
Llueve y extraño ¿los cómo
andas?
Extraño los abrazos y los
besos.
Llueve como llueven las
malas noticias.
Llueve y cuando todo pase y
salga el sol, nos volveremos a ver.
Día 58.
¿Que me quedara?
¿Qué nos quedará?
Tercer inventario de cuarentena.
Me quedarán el primer día y
los que vendrán.
Me quedarán estás hojas como
muestrario de sentidos y sentimientos en exposición.
Me quedarán las charlas
virtuales, los te quiero a domicilio y a distancia.
Me quedarán las noches de
insomnio y las mañanas de sol que siempre llegan.
Me quedarán la radio, la
música y la lectura como bienes gananciales.
Me quedarán los noticieros
nocturnos tremendistas y sus partes de pandemia, como partes de guerra.
Me quedarán las buenas
noticias y de las otras,
que no se pueden evitar.
Me quedará lo cierto del
paso del tiempo,
tan cierto como el frío de
esta mañana de invierno.
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