Nuestras aves en leyendas: hoy el federal - Por Rompiendo el Cascarón

 


Federal (Amblyramphus holosericeus) (Scarlet-headed Blackbird). Medida: 22cm Se lo observa solo o en pareja. En invierno en grupos de adultos y juveniles. Sin dimorfismo sexual. Pico largo y agudo. Negro con capuchón hasta el pecho, y piernas anaranjado rojizo.  Juvenil negro con plumajes intermedios. Canto: “uit” fuerte y melancólico. Habita en humedales, esteros, lagunas con juncales y espadañales. Se alimenta de semillas, insectos, orugas que recolecta en la vegetación palustre a baja altura.


Cuenta la leyenda que Juan Soldado era un hombre bueno y feliz que vivía en el monte en compañía de su esposa, ambos se querían mucho.

Habían tomado esta decisión por estar en desacuerdo con las guerras y enfrentamientos desencadenados en esa época con el argumento de obtener como resultado la paz entre los pueblos de la región a los cuales Juan había sido convocado a tener que participar.

Un día se presentó en el rancho una partida de soldados y lo llevaron obligándolo a combatir.

 Juan se despidió de su esposa, prometiéndole que volvería. Pasaron días, meses, años y el soldado no volvía, pero la esposa no dejaba de esperarlo porque estaba convencida que Juan no faltaría a su palabra.

Una mañana de verano sobre un árbol cercano, mientras regaba las flores de su jardín y plantas de su huerta la mujer vio un pájaro hermoso que la contemplaba fijamente.

Se acercó y entonces el pájaro comenzó a cantar tristemente.

Tenía los colores azul marino como la chaqueta, botas y birrete rojos como los del uniforme de los soldados.



Entonces comprendió que era su esposo, el cual muerto en la batalla se había transformado en ese hermoso pájaro.

La esposa no pudo soportar la pena y al poco tiempo murió.

 Y dice la leyenda que Dios también la convirtió en la misma avecilla.

Por eso hoy viajan juntos recorriendo las islas y bañados entrerrianos y no se separan nunca.

Y qué mejor que escuchar "Juan Soldado" en la interpretación de El Canoero. 



 

Reflexión sobre las guerras - Por  Lic. en Antropología Luis Enrique Capeletti

 

Dicen que fue su delito soñar con la libertad

No aguantarse la injusticia y alzarse al monte nomás

Julián Zini

La región comprendida en el actual noreste argentino Paraguay, sur de Brasil y Uruguay es rica en leyendas que, si bien, muchas son sincréticas con las creencias de la religión católica, casi todas tienen una estructura de raigambre originaria. Muchas de estas, tanto las zoomórficas como humanas, se vinculan con guerreros o soldados que huyen o se niegan a participar de conflictos bélicos o matanzas. Algunos de estos se elevaron a figuras heroicas a la manera de Robin Hood locales, como la cruz Francisco López, el Gaucho Lega o el más afamado, Antonio Gil, el Gauchito Gil.

La estructura es similar, la negación a participar en el derramamiento de sangre, sea por convicciones políticas, culturales o étnicas. No puedo olvidar de mencionar los desbandes, en 1865, del arroyo Basualdo y del arroyo Toledo, donde tropas entrerrianas desertaron ante la obligación de combatir contras sus hermanos paraguayos durante la horrenda guerra de la triple Alianza. Durante la organización de los Estado/nación modernos, las guerras civiles se prolongaron durante un buen tiempo luego de sus independencias. Esto generó reclutamientos sucesivos sobre las poblaciones locales que las diezmaron, desmembrando las familias. Los conflictos fueron generados desde fuera, pero la carne de cañón eran los paisanos. La sangre derramada sobre la tierra, o sobre el uniforme, como en Juan Soldado, es signo univoco de lo innecesario de las contiendas enmascaradas bajo falsos nacionalismos o chauvinismos. La libertad clama en los montes, ahora quemados por la desidia y codicia de la expansión de la frontera agropecuaria e inmobiliaria, con el canto de ésta ave, el federal, recordándonos que solo se protege lo que se ama.

Para cerrar esta reflexión, los dejamos escuchando a Victor Heredia y "Sobreviviendo".



 

Rompiendo el Cascarón son Néstor Maltempo y Raúl Gustavo Borgo. 

 

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