De Fogón, Mate y otras Yerbas - Hoy, El otro David - Por Mariana Weingast.

Hace unos días nomás estaba, como no podía ser de otro modo en estos tiempos, en casa, haciendo algo en la cocina, no recuerdo qué, pero si sé fehacientemente que había música de fondo: una selección variada de hard rock y heavy metal tradicional armada por algunos de esos algoritmos que usan las plataformas virtuales (de todo tipo) para hacernos sugerencias conforme nuestro gusto, o lo que la aplicación o programa intuye que lo es.

Y de pronto, mientras sonaba un tema de Ozzy Osbourne, se me vino a la memoria que una amistad de antaño se declaraba detractora de Black Sabbath en su etapa con este cantante, cosa entendible, porque sobre gustos no hay nada escrito, pero, dado que Ozzy fue el primer cantante de la banda, y la banda, a su vez los pioneros del heavy metal tal como se lo conoce hoy en día, poco sentido - me parece -  que tendría interpelar a los padres del todo, así como fueron concebidos, porque de no haber existido esa formación original de Sabbath, las que le siguieron tampoco lo hubieran hecho.

¿Porqué me acordé de esto? Porque hace 69 años, un 22 de septiembre, nacía David, no el creado por Miguel Angel Buonarotti, sino Coverdale, figura emblemática de la escena de los 70`s, sin el cual tampoco hubieran existido grandes momentos y reliquias musicales, desde sus comienzos destacados como el tercero en ocupar el lugar de cantante de Deep Purple - otra de las bandas británicas que, junto a Sabbath y Led Zeppelin, fueron la piedra fundacional del hard rock y finalmente del heavy metal como género musical desde finales de los años 60 – luego de que Ian Gillan, se corriera de escena por unos años (junto al bajista Roger Glover), dejando obras como  Concerto for Group and Orchestra (1969), In Rock,  (1970), Fireball (1971), Machine Head (1972) y Who Do We Think We Are (1973).



Nada más lejos estoy de cuestionar a su predecesor en la banda,  sino que vengo a celebrar en voz alta y con pasión, a este cantante y compositor oriundo de la lejana -  para nosotros - Saltburn-by-the-Sea, North Yorkshire, Inglaterra, un gimnasta vocal, como lo describió Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin, cuando armaron un proyecto conjunto llamado “Coverdale Page”, lanzado el 15 de marzo de 1993, obra de arte con el talento mancomunado de estos dos referentes indiscutidos.

Y lo celebro porque lo admiro profundamente, porque su obra, si bien no en su totalidad, pero si en cuanto a calidad, me resulta imprescindible para la subsistencia anímica y emotiva, porque me dio la posibilidad de conocer gente que hoy es muy querida,  con la que compartimos el gusto por su talento, y porque lo considero un cantante del demonio, que apareció casi por azar ya que Deep Purple lo eligió siendo un absoluto desconocido,  que había enviado un demo, grabado en pésimas condiciones, pero que, de acuerdo con Jon Lord, tecladista de la banda: "había cinco segundos, en los que su voz se elevaba y demostraba 'algo'.”

Ahí el algo...



Dueño de un registro único, influencia para muchos artistas que le sucedieron, Coverdale fue el responsable de que hoy en día siga sonando en alguna radio el “lento” por excelencia Is This Love, pero se le condona la pena porque le puso toda la calidad a cada una de los trabajos que emprendió desde esos orígenes: Burn (1974) Stormbringer (1974) y Come Taste the Band, (1975) que sin duda alguna llevaron a Deep Purple a otro nivel, si es que eso fuera posible ya.



Para muestras de ese vuelo, se puede escuchar "Days May Come and Days May Go" album que conformado por dos partes “The California Rehearsals: June 1975” y “1420 Beachwood Drive: The 1975 Rehearsals, Volume 2”, que apareció muchos años más tarde, y  nos permite acceder a lo que fueron unas  psicodélicas sesiones de improvisación y ensayos de la banda, en el Robert Simon's Pirate Sound Studios, del cual nació finalmente el último trabajo oficial de Coverdale en sus filas en 1975, ya sin Ritchie Blackmore, con Glenn Hughes y Tommy Bolin, también artífices de esa magia.



Desintegrada momentáneamente la banda - eternamente para Coverdale, que nunca más pasó por ahí - se lanza por su cuenta, siempre rodeado de la creme de la creme de los instrumentistas de cada época para dejar registros invaluables: Snake Bite EP - editado como "David Coverdale's Whitesnake" (1978) y Northwinds (1978) y ya como Whitesnake, Trouble (1978); Lovehunter (1979); Ready an`Willing (1980); Live...In the Heart of the City (1980); Come an´ Get It (1981); Saints & Sinners (1982); Slide It In (1984), punto de inflexión para la banda, que por un cambio de formación que obligó a volver a grabar el disco, y apareció casi por casualidad,  puestos ahí como segundones, en los escenarios del famosísimo festival Rock in Rio, sorprendiendo a todos los presentes que estaban esperando ver a Queen y a Iron Maiden. Ahí abajo les dejo el porque...




Y tal fue el nivel de la banda que volvieron a presentarse días más tarde junto a AC-DC Scorpiosn y el ya mencionado Ozzy Osbourne, que venían rompiéndola en la escena desde hacía muchos años, mucho más consolidados que la serpiente blanca. Y así siguió Whitesnake con el mega conocido 1987, que lo metió de lleno en Estados Unidos, con todo - lo bueno y malo - que eso implica, Slip of the Tongue (1989); Restless Heart  (1997) - editado como "David Coverdale & Whitesnake". Acá me detengo,  irremediablemente porque con la salida de este disco, pude cumplir el sueño de la piba por partida doble.

Es que, por un lado, tuve la oportunidad de conocer a David Coverdale en el año 1997 luego de participar en un concurso que se lanzó en la Rock & Pop para acceder al llamado Meet & Greet (en español sería algo así como dar la bienvenida) encuentro para charlar y sacarse fotos con los artistas, previo a subir a escena, en el marco del festival Monsters of Rock, en su edición del 13 de diciembre de 1997 en el Estadio Ferro Carril Oeste donde vinieron a presentar Restless Heart,  y por otro, el disfrute y emoción del primer show de la banda en nuestro país con los clásicos necesarios de siempre, que a pesar del mal estado en el que se encontraba la voz de David por problemas de salud que venía arrastrando de la gira, fue la gloria. 




Luego edita, al año siguiente “Starkers in Tokyo”  grabado en formato unplugged junto al guitarrista Adrian Vandemberg, en los estudios EMI de Japón, en un ambiente intimista y cuidado, que también se salió en DVD, y  en el año 2000, como solista Into The Light, una delicada pieza de colección de buen gusto y creatividad.

La historia continúa con Good to be Bad (2008); Forevermore (2011); The Purple Album (2015); Flesh & Blood (2019) - aunque cada día más me doy cuenta que tengo el alma muy vintage, más una larga lista de recopilaciones y ediciones en vivo y otras tantas especiales, más las remasterizaciones que aparecen cada tanto para la locura de los coleccionistas que lo convierte en uno de los artistas más prolíferos que nos dio la música moderna.



Por eso, como dicen por ahí los amigos de AC-DC “para aquellos que están en el rock, nosotros los saludamos”. Y así lo hago y me despido con un favorito, en vivo, donde se luce, como no podía ser de otro modo.

Salud, maestro.




 

  



 

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