Bitácora - Junio - por Osvaldo Daniel Acosta

 


Llega JUNIO y con él la novedad de la espera interminable, que genera esta pandemia.



Entre los males del mundo, este debe ser el más universal, 
una historia particular, también hace universal el repudio.
Día 44
Racismos.
(En memoria de George Floyd)
Racismo de allá y de acá.
Los que lo sufren son los ninguneados, algunos pierden la vida , 
O tal vez la ofrendan para que todo siga igual.
La sangre roja es, la de los de allá y los de acá.
Tienen en común sufrir bajo el yugo del poder policial y estatal.
Dolorosamente para algunos no es el mismo desagrado con el de allá y el de acá,
Porque es mucho más fácil desde la comodidad repudiar a un tipo tan nefasto como Trump y todo lo que significa.
El racismo es la curva que históricamente jamás pudo la humanidad aplanar.
Por mi parte los repudio a los dos por igual.


El otoño se instala por estos lados 
y una noche ventosa se convierte en este texto.
Día 45
Viento que sopla.
Viento que sopla sobre los techos, llévate todo lo malo sobre esta tierra.
Viento que sopla durante la noche y me despierta sobresaltado.
Viento que sopla desde los primeros días y los que vendrán.
Viento que sopla democráticamente afectando a unos mucho y a otros nada.
Viento que sopla y también trae con él ,
La solidaridad que explotó en otros años y hoy florece en nuestros barrios.
Viento que sopla y trae con él un sueño de un amanecer.
Que con él traiga la novedad más temprano que tarde, de una fiesta 
colectiva del encuentro particular y social.


Mi mascota o la dueña de la casa que hábito.
Día 46
Kanela y la Pandemia.
Hay en esta casa alguien que vive con nosotros. 
No entiende muy bien que pasa por estos días.
Sabe cómo llegar puntual al primer rayo de sol,frente al ventanal.
Ella sabe de extrañar cuando por las tardes salía al balcón 
Para recibirnos con su maullido particular.
Ella es la verdadera dueña de la casa que pensamos habitar. 
Como toda su especie sabe cómo moverse y caminar, amante de las 
alturas y de las acrobacias.
Puede ser a los pies de la cama o en nuestros brazos, ella sabe buscar su lugar.
Cuando llegue  “la nueva normalidad” ya tendrá la casa para ella sola 
y volvernos a extrañar.

ZAZ - Qué vendrá



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