La insólita historia del absurdo reglamento que motivó un partido al revés y una definición al azar - Por Sergio M.
(En este espacio rescataremos hechos y personajes de nuestro deporte, injustamente olvidados y relacionaremos sus historias con algunas elecciones musicales -bastante eclécticas por cierto- que ilustren las narraciones)
Hay
veces en que los dirigentes del fútbol se ponen creativos a la hora de
reglamentar determinadas competencias, sin pensar en absoluto que la aplicación
práctica de tales reglas, puede terminar provocando situaciones insólitas
como las que aquí narraremos.
Hace
muchos años, hubo un torneo que se denominó Campeonato Argentino de
selecciones, en el que participaban los elencos representativos de todas las
ligas de las ciudades del país que se encontraban afiliadas a la AFA a través
del Consejo Federal, que era el ente organizador de tal campeonato.
Para
el certamen de 1962, a los dirigentes se les ocurrió la idea de eliminar los
empates; así, los partidos que terminaran igualados debían desempatarse
mediante la disputa de un alargue (que incluía la regla hoy conocida como “gol
de oro”, de manera que al convertirse un tanto, el partido terminaba) y, de
persistir la igualdad, debía dirimirse la victoria a través de la ejecución de
cinco penales por equipo (sólo cinco pues no existía la reglamentación de
continuar con series de un penal por equipo hasta definir el ganador).
Lo
que no imaginaban los dirigentes era que iba a ocurrir, un episodio digno de
ser recordado por lo absurdo; que parece el argumento de un buen cuento
futbolero de esos que Alejandro Apo nos leía por radio. He aquí la insólita
historia que dispara este recuerdo.
Las
selecciones representativas de Mar del Plata y Necochea tenían que definir al
ganador de su grupo, que avanzaría a la siguiente fase, por medio de la disputa
de una final a ida y vuelta. Con el primer partido no hubo ningún problema, se
disputó en Necochea y la victoria le correspondió al equipo local por 3-1.
La
revancha se jugó en Mar del Plata y
finalizó empatada en dos tantos. Necochea había ganado un partido y empatado el
otro, lo cual lo convertiría en ganador de la serie, pero no en Argentina,
donde los reglamentos pueden deparar las más insólitas rarezas.
Es
que, como dijimos, las reglas del campeonato no admitían los empates, por lo
cual se debió ir a un alargue. Y ese alargue fue el partido del revés. Como
regía el gol de oro, si Mar del Plata hacía un gol, ganaría 3 a 2 y Necochea
haría valer la diferencia de gol obtenida en la ida. Entonces, lo que hicieron
los jugadores de Necochea para forzar esta situación fue tratar de hacerse un
gol en contra. Y eso nos lleva al absurdo de ver al arquero de Necochea sentado
sobre la línea de meta, a sus compañeros tratando de convertir ese ansiado gol
en contra, así como también observar cómo los jugadores de Mar del Plata,
defendían el arco rival para evitar esa conquista. Sucede que Mar del Plata quería
llegar a los penales, en los cuales podía obtener los dos goles de diferencia
que emparejarían la serie.
Lo
bizarro de toda la situación llevó a que, transcurridos apenas cuatro minutos
del tiempo suplementario, el árbitro Friede,
decidiera la suspensión del partido, argumentando en declaraciones
posteriores “yo no puedo dirigir
un encuentro donde un equipo busca ventajas jugando contra su propia valla,
esto es cosa de locos”.
Corroborando lo narrado, un veterano periodista
de Mar del Plata, recordó el episodio de la siguiente manera: “Fue
uno de los escándalos más resonantes en la historia del fútbol marplatense… Mar
del Plata versus Necochea, empate en dos en el viejo y añorado Estadio Gral.
San Martín, inaugurado en 1952. Necochea tenía ventaja por haber ganado el
partido de ida. En el suplementario el que hacía el gol, fuera de uno u otro
equipo, ponía final al partido… Si no ocurría… iban a penales. Entonces los
futbolistas de Necochea que sabían que aún perdiendo en el suplementario uno a
cero, pasaban de ronda por el 3 a 1 favorable en su ciudad, buscaron hacerse el
gol en contra. Creo recordar que un delantero del seleccionado local,
apellidado Grosso, 9 de Independiente de Mar del Plata, salvó un gol «en
contra» de un jugador de Necochea y el árbitro, ante semejante dislate dio por
finalizado el partido”
Se
dice que el Presidente de la Liga Marplatense renunció a su cargo tras estos
incidentes y el fallo del Consejo. Es que, caballero al fin, entendía como una
injusticia que no se hubiera decidido la clasificación directa de su rival que
se lo había ganado en la cancha.
Pues
bien, lo que sucedió en ese mini alargue, es que llegó el gol de Mar del Plata,
lo que nos traslada a Tandil, donde se jugó el partido desempate, que terminó igualado en un tanto por bando, el
suplementario pasó sin goles y en los penales volvieron a empatar, esta vez 4 a
4.
¿Y
ahora? ¿Cómo sigue o termina la historia? Nuevamente recurrimos al ya tantas veces nombrado
reglamento y éste estipula que en tales casos de "total paridad" el
ganador debe definirse por sorteo a través de una moneda.
El capitán de Necochea eligió cara y el azar estuvo de su lado, haciendo justicia, luego de tres partidos, dos suplementarios, una serie de penales y una moneda: Necochea se clasificó a la siguiente etapa del torneo, dejando esta historia que forma parte de los episodios más absurdos de nuestro fútbol en el que unos a otros se decían "Fijate de que lado de la mecha te encontras...".
Como bien decimos los argentinos "hecha la ley, hecha la trampa"
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