Geniol y la fantástica historia del payaso punk que escribió junto a Luca “La rubia tarada” - Por Cherco Smietniansky
Dar
un paso en falso en la vida puede generar un gran dolor de cabeza y si hay
alguien que sabe de eso, justamente es Geniol.
Aunque
su documento insiste en identificarlo como Héctor Marcelo Rosa, la verdad es
que casi nadie lo conoce por ese nombre.
Es
que Héctor era oriundo de Villa Urquiza, en tanto Geniol nació en Plaza
Francia.
No
solo que nació ahí, sino que se adjudica haber fundado su feria hippie y, junto a ella, el primer parador al aire libre
de un movimiento al que se rotularía como “rock nacional”. Corría la decada del 60 y en la feria
vendía instrumentos y también los
tocaba, especialmente la flauta traversa, aunque presumía ser capaz de sacarle
sonidos a cualquier tipo de objeto que cayera en sus manos.
Podríamos
decir que fue un artista callejero a tiempo completo, ya que esa plaza se
transformaría por las noches en un hotel mil estrellas, donde compartía
dormitorio -banco de por medio- con Miguel Abuelo.
Ahí
se hizo amigo de Tanguito y Javier Martínez,
conoció a Marta Minujín y también las anfetaminas, que en esos tiempos eran un
fármaco de venta libre. Según sus dichos fue la metedrina –y no una
locomotora- la que terminó con la vida
de su amigo Tanguito.
Ese
grupo de artistas, locos y “criminales” que paraban en Plaza Francia se hacían
llamar “Los Cirqueros”. Y ese apodo Geniol se lo tomó muy a pecho, por eso hizo
de su vida un circo y le puso música de
rock. Y entonces claro, pasó cualquier cosa.
Se
declaraba anarquista y definía su militancia
artística como “la resistencia despreciada”. En los años de plomo se
quedó en el país. No se trató de una decisión política sino de algo mucho más
simple, no tenía un peso para irse a ningún lado.
En
esos tiempos arma un proyecto cultural en Olivos al que llamó “Umbral”. Estaba
camuflado en una casa particular y combinaba el arte con la venta de todo tipo
de sustancias. En ese lugar traba amistad con el Flaco Spinetta quien lo
incentiva a armar su primer proyecto musical que se llamó "Geniol y sus
aspirinetas". Como era de suponer, no pasó mucho tiempo para que la
policía descubra que se ocultaba detrás del “Umbral” y por ende lo que
sobrevino fue su clausura.
El bar Einstein sería su próximo refugio y la flamante década del 80 lo encontraría intentando hacer equilibrio en la cresta de una ola a la que llamaban punk rock. Eran tiempos que pedían cambios a los gritos y el más callejero de todos los artistas cambiaba el pachuli por las alfileres de gancho. Fue en ese entonces cuando Omar Chaban le sugiere que se ponga al frente de una banda y le presenta a Stuka, el guitarrista de Los Violadores. A Geniol la idea le gustaba aunque había un problema y un detalle que le jugaban en contra, el problema fue que él era un mimo y, como se sabe, los mimos no cantan; el detalle era que además no sabía cantar.
Pero como un punk de varieté no se rinde tan facilmente, ambos obstáculos tuvieron una solución acorde a las circunstancias y entonces decidió teatralizar el rock. No sería Geniol el que cantase, sino sus personajes, entre los cuales sobresaldrían Rosita y Tito el Tonto.
A
la flamante compañía se le sumaron Nano
Herrera en bajo y la corista Sissi
Hansen. Para que el disparate sea total a ese circo le faltaba un
mánager y quien mejor que Fernando Noy para cumplir ese rol. Nacía así
“Geniol con Coca”, la primera banda de clown-metal.
Alguna
vez afirmó que lo que hacían era “rock
bufo”, una combinación entre "
... la música popular y las necesidades
humanas de libertad."
Y
como hacer humor es cosa seria, se puede afirmar que “Geniol con Coca” tenía
una mirada absurda de una realidad crítica o una mirada crítica de una realidad
absurda.
En
eso andaba cuando una noche durante una gresca en el Einstein, conoció a Luca
Prodan. Era el comienzo de una gran amistad y de su participación como clown en
los shows de SUMO, donde aportó una dosis de creatividad y locura, ambas sostenidas con increíbles puestas escénicas a
base de guitarras de goma, proezas de yo-.yo, mímica y mucho maquillaje.
Solía
decir que Luca era SUMO pero SUMO no era Luca. De esa manera marcaba bien la
cancha con el resto de la banda, especialmente con su saxofonista. Pettinato no
le caía en gracia y obvio es decirlo tampoco le causaba gracia. Probablemente
haciendo un exagerado abuso de su formación ácrata y de sus conocimientos
biográficos llegó a calificarlo como "el hijo del carcelero".
En
estos tiempos donde mucha gente se asume como “amiga” de Luca, él prefiere
definirse como su compañero de andanzas.
Su vínculo era tan estrecho que se fueron a vivir juntos a un
conventillo de San Telmo en lo que sería la última morada de Luca, ya que en
ese lugar lo sorprendió la muerte.
Sin
Luca no había SUMO y sin SUMO no habría Geniol. O quizás sí, pero de una manera
distinta, ya que cambiaría los escenarios por la pista de circo. El más rocker
de los payasos entendía que el circo tradicional se estaba muriendo y que había
que reinventarlo, por eso fundó un circo punk,
quizás tan solo para reírse en la cara de una sociedad careta y
circofóbica que utilizaba el término “payaso” a modo de adjetivo
descalificativo. Lo llamó “Crazy Circo” y montó un espectáculo donde se hacían
actos de magia y malabares al ritmo de
furiosas guitarras distorsionadas.
La
nueva aventura lo llevó a recorrer parte de Latinoamérica hasta que las cuentas
empezaron a tomar un color rojizo y entonces el telón se bajó dándole fin a la
función.
Geniol
quedaba así a la deriva, sin proyecto, sin Luca y sin lucas. Se sentía solo en
un mundo que le quedaba chico y decidió que era hora de ampliar su universo.
Fue en ese preciso instante cuando mercurio pasaría a ser algo más que un
planeta. Así fue como aceptó actuar de mula en una operación de contrabando a
Europa y la sustancia que transportaría, sería justamente mercurio. Ya lo
dijimos al comienzo, dar un paso en falso en la vida puede generar un dolor de
cabeza. Y eso fue lo que pasó.
Fue
detenido en el aeropuerto de Moscú y terminó preso acusado de contrabando. En
esa época la Unión Soviética se caía a pedazos y el clown libertario pudo
comprender que en ese lugar, tanto a Lenin como a sus ideales socialistas se los
había embalsamado hacía ya mucho tiempo.
Pasó
dos largos años preso en una remota cárcel de Siberia, en momentos en que tanto
el clima ambiental como político parecían el resultado de la fusión del “Circo
de Moscú” con el “Holiday on Ice”. Pero en medio de semejante hecatombe, de
manera increíble, la sonrisa se volvió a pintar en su cara ya que se vio
beneficiado por un indulto de Boris Yeltsin y pudo regresar al país. Sus
vivencias de ese “Expreso de Media Noche” versión freezer, las dejó
plasmadas en un libro titulado “Patio de
Cuervos”.
Pasaron
los años y cuando ya nadie imaginaba verlo sobre un escenario, Geniol volvió a
sorprendernos. Fue en el Luna Park en el
año 2016 durante el enésimo regreso de Los Violadores, esa noche
inolvidable subió a hacer su performance en dos temas. Uno fue el “Beat
Africano” y el otro se trató de una canción muy particular, ya que su letra
está íntimamente ligada a Geniol y a Los Violadores, me refiero a “La Rubia
Tarada”.
Es
que el corte de difusión del primer disco "oficial" de SUMO tiene
toda una historia detrás, en parte conocida y en parte no tanto.
Efectivamente
la canción fue escrita de madrugada en un bar que quedaba frente a la disco
“New York City” y también es cierto que existió ese cruce con la chica
preguntona. Pero no es tan conocido que Luca esa noche estaba con Geniol y
que en el boliche también se cruzaron con Hari B, el fundador y primer
guitarrista de Los Violadores.
La
letra tiene dos partes, la primera la escribió Luca donde habla de su encuentro
con la chica platinada, la segunda es autoría de Geniol y es una ácida burla a
Hari B, quien se consideraba el “primer punk argentino” pero no era más que un
chico bien que residía en el coqueto barrio de zona norte al que se hace
alusión en la canción.
Es
decir que Geniol no es solamente quien le pone la voz en "La Rubia
Tarada" a la parte que dice: “Un pseudo punkito, con el acento finito,
quiere hacerse el chico malo. Tuerce la boca, se arregla el pelito, toma un
trago y vuelve a Belgrano.”, sino que además es el autor de esa estrofa.
Teniendo
en cuenta que Hari B al poco tiempo abandonó Los Violadores, el punk y la
música para irse a vivir a una montaña en el sur del país, se puede decir que a
la multifacética lista de actividades que desarrolló Geniol en su vida, en las
que se incluyen la de mago, músico, actor, payaso, mimo y contrabandista, se le
podría sumar la de visionario.
Pero
Geniol al igual que Luca, detestaba “La
Rubia Tarada”, aunque cada uno por razones diversas. Luca lo despreciaba
diciendo que era un tema tarado y Geniol lo odiaba porque no lo habían incluido
en los créditos y por ende jamás había cobrado un peso por los derechos de
autor.
Los
motivos de la omisión nuca quedaron claros, aunque Geniol siempre excluyó a
Luca de cualquier tipo de sospechas. Decía que el pelado era un colgado y que
no le daba importancia a esas cosas, a tal punto que murió sin cobrar un
centavo de SADAIC.
Pero
no tuvo la misma postura con Timmy McKern, el manager del grupo a quien le
terminó iniciando un juicio. El litigio culminó con un fallo favorable a su
reclamo y desde el 2019 se agregó el nombre del inventor del clown metal a la
nómina de autores del famoso tema.
En
la actualidad Geniol se encuentra retirado del mundo del rock, mas no del de la
música, ya que toca la trompeta y se dedica a la creación de instrumentos
musicales con materiales reciclados, es decir que se convirtió en un luthier,
algo bastante lógico para alguien que dedicó toda su vida a unir la música con
el humor.
Así
fue como les conté su historia, las del más punk de todos los payasos, la del
artista que supo fusionar a Marcel Marceau con Joe Strummer, la del ignorado
coautor de “La Rubia Tarada”.
Excelente relato, que te pasea por esa época gloriosa!
ResponderEliminarMuy buena toda esta info mariana me encanto graciassss 🥰🥰
ResponderEliminarmuy buena la historia de geniol !!!
ResponderEliminarQue buena nota, un recorrido por la movida de los 80 con todos sus petsonajes. Gracias por el viaje!
ResponderEliminarCualquiera esto. Todo mentira.
ResponderEliminarTodo verdad, yo vi a Geniol en blues un lugar que quedaba en MT DE alvear
EliminarUn excelente artista
Gracias, muchos recuerdos.
ResponderEliminarGracias inmensas Mariana.
ResponderEliminarMuy buena nota y muy reveladora. Gracias
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