Nuestras aves en leyendas: hoy el ipacaá - Por Rompiendo el Cascarón

Ipacaá (Aramides ypecaha) (Giant Wood-Rail): longitud 42 cm., macho y hembra sin dimorfismo sexual, pico amarillo verdoso, cabeza, cuello y pecho grises, corona y cuello dorsal castaños, dorsal pardo oliváceo, rabadilla y cola negras, abdomen y flancos rojizos rosados, patas rojas. Habita en bañados con vegetación, orillas de cursos de agua, montes ribereños. Solitario, rara vez en pareja. Se desplaza por zonas abiertas a orillas de bañados buscando moluscos, y vegetales con los que se alimenta.


Según una antigua leyenda, Ipacaá era un hombre pobre y haragán que no duraba en los trabajos de las estancias donde lo contrataban como peón.

El hombre vivía con su madre muy anciana en un pequeño rancho, hasta que un día desapareció misteriosamente: es que aquel mal hijo había encontrado un tesoro enterrado con monedas de plata y oro. Al haberse convertido en nuevo rico, compró su propio campo, su ganado y hasta una lujosa casa en el poblado.

Pasado el tiempo, una noche fría y lluviosa, golpearon a su puerta. Cuando atendió, la que estaba parada afuera era su madre, ya mucho más anciana y desmejorada, quien al ver a su hijo bien vestido y en buena posición se alegró enormemente. Quiso abrazarlo, para saludarlo, pero el hombre la rechazó con gestos despectivos y no la dejó pasar. Ante esto, la madre solo se resignó a pedirle una cebadura de yerba, para poder pasar la noche, al menos, con las manos tibias por el calor del mate. Pero el mal hijo se lo negó, diciendo: “Opa el caá, opa el caá” (Se acabó la yerba, se acabó la yerba), cerrando inmediatamente la puerta.

Por el destrato y la actitud de rechazo para con su madre, Tupá castigó al nuevo rico convirtiéndolo en un Ipacaá o gallina de monte, condenado a caminar y caminar por esteros, bañados y juncales repitiendo: “Opa el caá… opa el caá… opa el caá”.


Reflexión sobre el nuevo rico, por Mirian Etchevarne

Tantas historias, tantos relatos, tantos olvidos del propio origen. ¿Será por eso que, cuando el espejo nos devuelve una imagen que no queremos asumir, preferimos romperlo, o que, cuando una persona nos recuerda de dónde venimos, preferimos anularla? ¿Será por eso que algunos prefieren cambiar de amigos cada vez que sus cuentas bancarias se abultan? ¿Será también por eso que, cuando se asume un lugar de poder sin verdaderamente tenerlo, se aplastan algunas cabezas?

A algunas respuestas arribamos en un diván; a otras, después de algún mazazo que pega la vida. Y, a otras, las seguimos buscando y, tal vez, mientras tanto, le negamos una cebadura de mate a la propia madre, tal como el Ipacaá...

Para finalizar musicalmente, escuchamos a Los Hermanos Cuesta interpretando la chamarrita de Linares Cardozo titulada "Misia Gallineta"

 

Rompiendo el Cascarón son Néstor Alejandro Maltempo y Raúl Gustavo Borgo

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