Desde el mar - por Gabriela Posse
Nudos
Dormir sin sueño,
caminar por las calles desoladas,
mojarnos con una lluvia cualquiera,
matar el ángel que vive en uno,
patear un charco,
mirarse adentro,
mentirse afuera,
llenar de ruidos la cabeza,
disgregarse...
Desarmarse por amor,
llorar sin lágrimas,
no aprender a decir adiós,
degenerarse,
inutilizar el corazón,
quebrar el alma,
deshojarse en el silencio,
morir sin duelo,
cerrar las alas,
desdibujarse.
Y como si fuera poco,
cerrar los ojos
y desangrarse...
Volveré en Abril
Volveré en Abril,
apenas poblada de nostalgias...
Volveré de verde y gris,
los pasos huecos de secretos,
los ojos llenos del misterio de tu voz y la llovizna...
Las manos quietas sin tu piel y tus caricias...
El cuerpo frío,
y este olor a tierra y agua...
Volveré desde las ganas,
desde el amor recién hecho,
desde la sed.
Volveré desde la niebla y el olvido...
Volveré desde el volcán y los abismos...
Volveré desierta,
descalza,
desnuda...
Volveré desde el alud de tus recuerdos,
al centro mismo de tus ansias...
No estoy aquí
Me fui una tarde porque sí.
Me fui apurada y olvidé mis huellas,
dejé el perfume que robé de tí
y bajé despacio por la calle vieja.
No sé, no recuerdo si antes de salir
dejé acomodada la cama deshecha.
Tu última mirada resbaló de mí
y estampó mi nombre detrás de la puerta.
Sacrificio
Despojos de ese amor, yacen
esparcidos sobre la mesa.
Las velas, hartas de llorar,
no hacen otra cosa que prometernos
sombras...
Dos copas caen, sugiriendo el camino
sobre el mantel bordado.
Los huéspedes se han ido
en busca del altar
donde consumarán el sacrificio...
Premonición
Recogeré los retazos de todos los momentos...
Juntaré los soles,
las madrugadas,
las gotas de lluvia resbalando en la ventana
y el olor de tu piel.
Armaré con ellos tus últimas caricias.
Me cubriré con tu abrazo y tu mirada,
haré un altar con tus últimas palabras
y me iré...
Feliz de no matar al amor con la costumbre.
De no asistir a la agonía de las ganas.
De no mezclarme con los medios ni los ocres.
De no morir de amor...
Mientras te marchas.
" ... "
Hablame de la apagada calma de tus ojos
da la luz que inquieta tu universo
del vacío que llena nuestras manos
y la soledad que habita en tu recuerdo.
Contame cómo fue que nos perdimos
en qué momento huyeron nuestros sueños
cuántos siglos pasaron desde entonces
cómo se fugó el tiempo entre los dedos...
Hablame de los sueños que inventamos
Cuando el Universo todo eran las ganas
de correr persiguiendo mariposas
y nada había más lejos que mañana...
Qué fue de los domingos por la tarde
cuando la luz del Sol nos protegía
de morir de amor sin más consuelo.
Y no estábamos tan rotos todavía !
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