Necropolítica: Poder, Política y Muerte – Por Lic. Carolina Beresi

 

Achille Mbembé es un filósofo camerunés que dedicó buena parte de sus trabajos al estudio de la historia africana, realizando investigaciones  sobre las condiciones sociales y políticas poscoloniales. Incluidos en estos estudios se encuentran, por supuesto, análisis acerca del poder y de la política.

Así, centrado en sus raíces nos habla, desde el dolor profundo que no se termina, porque el Poder sigue dominando los cuerpos y las vidas en toda África, aún en la etapa poscolonial.

Mbembé, en sus estudios, va a retomar el concepto de Biopolítica desarrollado por Michel Foucault, pero desde una nueva perspectiva. Su mirada va a tomar en cuenta los cambios observados en los últimos años a nivel global, donde el concepto de Foucault ya no alcanza para explicarlos.

Quien conoce a Foucault, aunque sea de oído, sabe que su trabajo estuvo dirigido a desmenuzar los mecanismos utilizados a través de la historia por el Poder para lograr el sometimiento y la obediencia de los sujetos.




Cuando este filósofo francés nos habla de la Biopolitica se va a referir a una estrategia utilizada para ejercer el Poder. Lo que va marcar Foucault es lo siguiente: hay un momento histórico a partir del cual el Poder comienza a ejercerse directamente sobre la vida de las personas y de las poblaciones en su conjunto para que sean cada vez más saludables, eficientes, fuertes y también dóciles (lo que llama anatomopolítica).

Lo que nos quiere indicar es que el Poder empieza a buscar el control del cuerpo individual, para lograr que el Cuerpo Social sea sano y produzca más.

La Biopolítica desde entonces buscará preservar  y prolongar la vida de los seres humanos para que esté al servicio del capital. Porque el Estado y el Mercado quieren que la población viva mejor, así será más eficiente y productiva, al menor costo y con el mayor beneficio.

El objetivo del Poder se va a concentrar en reducir la muerte, mejorar la natalidad, reducir las epidemias, entre otras muchas cuestiones.

¿De qué manera se va a materializar la Biopolítica? Lo va a hacer utilizando como gran base a la “medicina social” y concretamente en el crecimiento de las fuerzas estatales.




Nosotros podremos experimentarla en cada implementación local de políticas de control y cuidado del agua, tratamiento de las aguas servidas, plan de vacunación, la construcción de viviendas, la planificación de ciudades, espacios públicos de recreación y oxigenación. Es decir, cada vez que se tomen medidas que favorezcan el bienestar y contribuyan a mantener niveles de salud óptimos en la población. Además de las gestiones que podamos realizar en cualquiera de las instituciones asistenciales encargadas de brindar beneficios a las personas que presentan alguna dificultad en su inserción social.

Pero, el Poder se va a caracterizar desde este momento por su capacidad de “hacer vivir y dejar morir” y Foucalt también nos va a explicar que ese “deja morir” opera mediante el racismo de Estado, el racismo económico y el Estado de Excepción. Porque a través de ellos, la Biopolítica determinara quién tiene acceso a las políticas trazadas y quien no accederá nunca. En definitiva: quien vive y quién muere.

Es a partir de allí que Achille Mbembe retoma este término para explicar la violencia física y la violencia simbólica que acecha a las poblaciones poscoloniales. Es por esto que nos va a proponer el concepto de Necropolítica para entender cómo funciona hoy el Poder sobre estas poblaciones.

Desde este planteo, el principio de “dejar morir” se va a transformar gradualmente en el interés principal del Poder en la actualidad. No se trata solamente de asesinatos directos, sino (y sobre todo) de asesinatos indirectos y exponiendo a muerte a la población o multiplicando su riesgo de muerte: la muerte civil, la muerte política o la exclusión social extrema.




Sin embargo, esta definición comenzó a ser utilizada de manera generalizada por numerosos autores para describir la realidad mundial actual y las estrategias del Poder para regular y debilitar a la población.

Cuando hablamos de Necropolítica hablamos de guerras, de atentados terroristas, de violencia política, de narcotráfico, de expulsión y migración en todo el mundo, de refugiados, de pandemia que destruyen los cuerpos.

Pero también hablamos de la degradación general de la vida de las personas, con base en la desigualdad política, social y económica cada día más amplia en poblaciones enteras consideradas superfluas.

Rita Segato va a llamar “el despojo”  a esta forma de “dejar morir”, el que se produce de manera disimulada, lenta y agónica. Se ejecuta dificultando, separando o alejando a las personas de sus medios de subsistencia, acarreando consigo el riesgo de muerte. Recordemos la opinión del FMI acerca del riesgo financiero que implica la longevidad, para comprender la lógica que domina actualmente la definición de estas necropolíticas.

Estamos rodeados de muestras de como se ha normalizado la existencia de vidas desechables, dejando ya de ser una excepción, lo que implica el desarrollo de la vida en contextos de violencia política (en sentido amplio) y criminalidad de todos los que habitamos este mundo.

Pensemos en otros ejemplos, como el olvido total de quienes se encuentran institucionalizados o privados de su libertad o los feminicidios en todo el mundo. O bien como el narcotráfico alcanza a los Estados, pero también en como la industria farmacéutica nos mata en cuerpo y alma. Observemos el aumento de los niveles de depresión en jóvenes menores de treinta años, que no logran vislumbrar un futuro o la desesperación de alguna madre que se encuentra desempleada ante el aumento del precio de los alimentos. 

Detengámonos a ver como las migraciones de los más vulnerables del mundo llegan a números que rompen los records de todos los registros existentes escapándose de las guerras, de conflictos internos o del terrorismo. Repasemos mentalmente la discriminación sufrida por los países más pobres en la distribución de recursos para enfrentar una pandemia. Consideremos lo que atraviesa un discapacitado que pasa años tramitando el acceso a una Pensión o Beneficio o algún jubilado que para conseguir que se aprueben sus medicamentos debe recorrer innumerables oficinas y consultorios, recolectando firmas y sellos. Reflexionemos por un momento en lo que pasará con la situación económica mundial y con los millones de desocupados y nuevos pobres ya previstos en las estimaciones de los organismos internacionales.




Los seres humanos nos convertimos en objetos de la necropolítica. El individuo se encuentra solo ante las instituciones que en algún momento fueron creadas para mejorar su calidad vida (y también sus posibilidades productivas) y el Poder convirtió a la política un lugar de cálculo desde donde toma forma el trabajo de muerte. La necropolítica se basa en la idea de que algunas vidas valen y otras no tienen ningún valor, porque los excluidos no son rentables.

Frente esto nos queda recordar que ante el Poder, también esta nuestra potencia y que al lado de la dominación siempre existirá la insubordinación que debería venir de la mano de más humanismo, respeto a la vida y solidaridad con quienes hoy se encuentran en la línea de muerte. 



 

Comentarios

  1. Tremendo informe , claro y crudo. Gracias por este aporte . A compartir y que llegue a muchos .🙌🏽

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