De Fogón, Mate y otras Yerbas. Hoy, MATHRAS y su "Alquimia" de “Sociedades Secretas”.


Mediados de Agosto de este 2020 que todo lo transforma, cual alquimista pasado de copas o vaya uno a saber bajo los efectos de que sustancia tóxica. Peligro latente 24x7, más si recordamos que la alquimia es la ciencia que estudia las transformaciones de las sustancias, sus combinaciones y sus acciones recíprocas, precursora de las ciencias modernas y que despertó un gran interés para los historiadores de aquellas, en general, y de la filosofía en particular al son del coqueteo constante con las cuestiones místicas, artísticas o esotéricas.

Sin ir más lejos, pensemos en tantos libros, películas o juegos en los que nos muestran el afán de transformar plomo u otros elementos en oro por parte de los alquimistas, quienes deben transmutar su propia alma antes de hacer lo propio con los metales,  por medio de acciones para lograr la purificación por medio de  la oración, o el ayuno, por ejemplo.​

Y el mundo de la música también es escenario posible para que la alquimia haga lo suyo: comunión de instrumentos, ideas, liturgia, energía, historias que narrar, potencia en muchos casos. Por eso, ya que hablamos de metales, de música y potencia, se me ocurrió traer al fogón amigo a MATHRAS, banda de Heavy Metal argentina, aunque particularmente, me gusta ubicarla más bien dentro del Hard Rock, pero bien bien Hard.



Después de muchas horas de zapada entre los ya amigos y socios desde las épocas de MONTREAL, otra banda hermosa de la escena local, el guitarrista Gustavo Ruben y el baterista Sergio “Tino” Marti, comenzaron a darle forma a este proyecto,  allá por el año 2008, junto a Fernando Barreiro en bajo y Santiago Aciar en voces, que dio como fruto un disco debut homónimo, un año más tarde, bajo el sello Metal Sin Records y muchas presentaciones en vivo.

Tardó en llegar, como todo lo bueno,  pero en el año 2013, lanzaron “Alquimia”, mismo sello, pero con un  cambio, no solo en la formación, incorporando a Ariel Varas en las voces,  sino un crecimiento como agrupación, ya que lograron consolidar el sonido y estilo característico de MATHRAS: ritmos poderosos, melodías atractivas con reminiscencias a un Black Sabbath moderno y evolucionado, riffs y punteos filosos de la guitarra magistralmente tocada por Ruben, apoyados sobre una base sumamente sólida y con el registro vocal de Varas, fiel al estilo de aquel Dio o Tony Martin de Black Sabbath, o un David Coverdale de Deep Purple y Whitesnake. Quienes saben de qué hablo, entenderán por donde va la cosa,  y los que no, busquen a estos pilares del género y van a saber porque lo digo.


El disco cuenta con diez temas propios que suben y bajan desde la crudeza hasta el medio tiempo sin aviso previo, con dejos de misterio y una contundencia creativa que se nota hasta en los más mínimos detalles auditivos, donde se recrean climas temerarios por momentos, que condimentan a los relatos potentes, tanto que, cerrando los ojos, se puede visualizar un corto cinematográfico a medida que van pasando los temas de “Alquimia” que arranca con el tema que da nombre al trabajo, pero en latín, “Ars Chimica”, mostrando el eje sobre el que gira el disco. A agarrarse fuerte. 

Le sigue “Mi Ley”, primer corte que se conoció de esta nueva etapa de la banda, “El Psicópata”, “Recuerdos del Dolor” e “Inocencia Perdida”, una breve introducción instrumental que le da el pie a “Sin Detenerme”, a medio tiempo, para bajar las intensidades. Pero "Vidas Ajenas” levanta a toda velocidad para seguir con “En lo Profundo”“Nada Cambiará”, “Decisiones” y “Siempre Estarás”. 

Dije diez temas propios, porque el disco tiene once temas. El cierre queda a cargo del clásico de Pappo’s Blues 1, “El Viejo”, que la banda toca desde siempre en vivo, y merecía su lugar de privilegio en este imprescindible material que recomiendo sin dudas, para descubrir.  

Y como la alquimia funcionó de maravillas, el 2019 arrancó con el tercer disco de MATHRAS editado también por Metal Sin Records: "Sociedades Secretas"; o la gran prueba de fuego, ya que la banda habían dejado la vara muy alta con el trabajo predecesor, bastante difícil de superar en cuanto a nivel de composición y calidad musical y de producción. 

Pero los muchachos no se amedrentaron ni se durmieron en los laureles y dieron a luz una excelente obra, que desde el arte de tapa, ideado por la banda, y llevado a la práctica por el creativo gráfico Aldo Requena, muestra cómo siguieron perfeccionando su arte.


Una vez más, moviéndose entre un Heavy Metal de pura cepa y un Hard Rock sofisticado, nos traen trece temas con historias comprometidas y un clima musical denso y oscuro, con aires nostálgicos de aquel metal primitivo que dio origen al género, y que es parte del espíritu de la banda, que empieza con el tema “Hermandad” y sigue con “Tras tus Pasos”, que marcan con mucha garra el camino que va a seguir el disco.  Desde ya aviso que son buenas noticias.


Me detengo por un momento en el tercer tema, “Después de Marzo”,  lúgubre, intenso, al que no le faltan motivos para sonar del modo en que lo hace, ya que es un conmovedor homenaje a la Guerra de Malvinas y con ella a quienes formaron parte de esta página trágica de nuestra historia nacional. 

Luego le siguen los temas “Despierta” y “Futuro”, que gracias a la destreza de Gustavo Ruben como amo y señor de la guitarra eléctrica, logra crear un ambiente sinuoso, junto a la base sólida y arrolladora de Barreiro y Marti, todo llevado adelante con la potencia vocal de Varas, que se luce a lo largo de todo el álbum, en temas como “Claridad”, “Caminando en la Oscuridad” y “Experimento”.


Bajan un cambio con el tema “Nuestro Valor”, que invita a disfrutar de una mirada más relajada dentro de lo que es el poder de la obra, junto al primer instrumental del álbum, “Mateo 10:16”, cargado de un simbolismo muy intenso, no solo por la alusión bíblica, sino porque viene acompañado de la “voz” de Mateo, hijo de Ruben, que al momento de la grabación tenía pocos meses de vida y quedó para el registro imborrable del álbum.

Volviendo al ruedo, encontramos a “Ritual”, tema bien de la escuela clásica del género, el instrumental “Carta Magna” donde cada uno de los músicos siguen desplegando su oficio, y una despedida inigualable, esta vez con una reversión de otro de los referentes de nuestro rock nacional: “La Maldita Máquina de Matar”, de Billy Bond y la Pesada del Rock‘n Roll.

Como no podía ser de otro modo, en una brillante ejecución que no le quita ni un ápice a la esencia de la versión original que ayuda a bajar la adrenalina, porque va metiendo manso el freno a la maquinaria que encendió MATHRAS con lo que es “Sociedades Secretas” como álbum, aunque con la fuerza suficiente como para alzar la voz con un grito esperanzador: "Tengo que derretir esa maldita máquina de matar, para que nunca más vuelva a destruir lo que hacemos con amor...".

Que así sea, y a la espera de lo que será el ya próximo disco de MATHRAS.  

 


 

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