Nuestras aves en leyendas: hoy la calandria grande - Por Rompiendo el Cascarón

Otra vez aquí, para traer una nueva leyenda de las aves argentinas, en este caso, la leyenda de la calandria grande.  

Calandria grande (Mimus saturninus). Medida: 25cm Terrícola y en arbustos. Parejas. Canto melódico, variado, imita a otras especies. Macho y hembra sin dimorfismo sexual. Leve estriado en el dorso, filetes blancos en cubiertas poco notables. Cola larga, semierecta, con vexilo externo y ancho ápice blanco salvo en las centrales. Conspicua ceja y ventral blancuzco. Se alimenta de semillas, frutas e insectos. Habita en montes xerófilos, bordes de caminos y cercanías urbanas.

Narra la leyenda que en el Noroeste argentino vivía una niña muy bella que con sus encantos enamoraba a los jóvenes del lugar para luego tratarlos con desdén. Desesperados ante el desprecio de la joven algunos hasta se dejaban morir.

Pero un joven llamado Sumapac se sintió capaz de hacerse amar por la hermosa niña y ésto pareció hacerse realidad  en un principio,  hasta que pronto la joven se cansó y comenzó a mirar a otros para seducirlos y enamorarlos.

Sumapac, triste y desesperado lloro su pena, la que en poco tiempo, se convirtió en odio y sed de venganza. Por esto invocó a todas las fuerzas ocultas para vengar su amor.

El castigo no se hizo esperar y se transformó en  realidad, la preciosa joven fue convertida en ave, tan cantora como bella había sido la niña y con un poder de imitación especial, pues la calandria tiene la capacidad de imitar el canto de otros pájaros e incluso el silbar de los humanos.

Similar a su actitud inestable,  el ave salta de rama en rama lo que sirve para consuelo de aquellas almas en pena que dejo su amor no correspondido.

La calandria aparece como símbolo de libertad en la literatura y el cancionero folclórico, calificada como “La reina de ojos negros” o “Soy libre como la calandria” como expresión libre de cautiverio. Precisamente este ave no tolera el encierro hasta el grado de dejar de emitir sus trinos y dejándose morir cuando se encuentra enjaulada, condición que representa muy bien el ser y sentir del gaucho argentino.


Para terminar musicalmente este relato, escuchemos el chamamé de Don Isaco Abitbol, titulado "La calandria" en la interpretación del grupo La Puntada (Guillermo Urbani, Raúl Tisocco, Diego Mc Intire y Mariano Sarli).

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“Rompiendo el cascarón” son Néstor Alejandro Maltempo y Raúl Gustavo Borgo.

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