Desde el mar - En invierno - por Gabriela Posse
Ante el pálido lienzo de la tarde sus pasos toman el camino del lago
No miró hacia atrás en ese atardecer inacabado,
tal vez fue que le dio miedo comprobar
que había más camino por detrás que por delante.
Que las cosas que quedaron atrás
realmente ya pasaron...
Que el tiempo se escapa
como el viento.
Que los días caen como puñales
implacablemente inexorables,
que el camino es un largo lienzo
al que ya no le queda mucho...
Qué cosas quedaron por hacer ?
Seguro no las más nobles
esas como plantar un árbol,
leer un libro...
De cuántas formas se puede ser padre ?
Seguro que él conoce alguna...
Tal vez concretar algún amor
algún sueño misterioso e inalcanzable,
algún lugar que aún quieran pisar sus pies cansados...
No sé,
no sé qué más puede necesitar un hombre simple
así, como vos,
en esta pálida tarde.
Sin aliento
Sin aliento,
anduvo los siglos y las vidas,
buscando lo que tuvo alguna vez...
Las ansias de volar,
de concretar los sueños,
de llenar ese corazón que le era ajeno,
de habitar las manos huecas,
de unir sus universos inconexos
con el leve susurro de su amor...
Le dolían los ojos de buscarse,
los espejos se rompían a su paso...
Casi sin fuerzas
rompió las rejas
extendió las alas
recogió sus sueños.
Y jamás volvió...
Sólo por ti
Polvo seré.
Y cuando sea polvo, me sentiré feliz porque tus pasos transitarán mi existencia toda
Y cuando la brisa borra de mí tu delicado beso,
Querré ser brisa...
Para abrasar tu andar por el camino, y acompañar tu andar por éste mundo...
Y cuando el sueño detenga tu andar, y sueñes...
Querré ser sueño...
Para poblar tu ser en cada noche, y en cada día...
Y cuando el día llegue a despertarte; y arranque de tu boca una sonrisa...
Querré ser día...
Para poder acompañarte cada minuto, de cada hora...
Y cuando la hora te llegue amado mío...
Querré ser polvo...
Para recoger tu sueño eterno, y eternamente mecerte entre mis brazos...
Qué es un poeta
Si tengo que decir qué es un poeta
deberé decir que ensaya un vuelo,
que algunas noches duerme mariposas
y otras proyecta a Dios de cara al cielo.
Tendrías que saber que es pura magia
el verso en que acaricia con palabras,
pero también a veces corta el aire
y el poema se vuelve bofetada.
No se cómo explicarlo, es la locura,
l mágica cascada de palabras,
a veces es la duda, la congoja,
otras el mismo amor, o la balanza.
Bandera de justicia ante lo injusto,
un huérfano de amor pateando madrugadas,
la rima que siempre desentona,
es alado corcel cuando lo aman,
y es herida mortal, si lo abandonan...
Orillas
Orilla de aquél camino, se tiñó aquella mañana
oda, rima, el horizonte llama de rojo – azulada
otro cielo te cobija, río en profunda llamada...
Os riza la llama ardiente de tu cabeza dorada
oración, oscuro rito, llama de rojo – azulada,
oro profundo que rima en llanto que se me escapa.
Oración, oscuro rito, que es mi voz la que te llama...
Orilla de aquél camino...
Otro río en llamarada...
Oro profundo tu cielo, ríe que mi llanto calla...
Os juro que ríe el día, tan sólo si ella me llama...
Os juro que el río canta bajo mi llanto de plata.
Oro profundo la tarde, rito puro, llamarada
oración triste y silente, rito y llanto si se calla...
Otro cielo con tu risa, otra llama te acapara.
Oro profundo tu cielo, río suave que me llama...
Orilla de aquél camino, que te lleva bien amada
otro amor lleva tu risa, cascabelitos en llama
os juro que el río canta, bajo mi llanto de plata...
Orilla de aquel camino, tráeme a mi bien amada...
Reencuentro
No seré adiós cuando me vaya,
porque estaré llegando.
Iré al reencuentro de lo amado,
el del olor a hogar a mediodía
de la niñez sin tiempos,
de los pasos diminutos recorriendo parques infinitos,
las eternas puestas de sol en los cardales
en viento en la cara, las manos sucias,
el sonido del tren marcando la hora de volver
para tomar la leche...
Y mis ansias queriendo achicar el
patio enorme de la casa de los abuelos...
Que terrible necesidad de infancia
me invade los recuerdos...!
Será que te quiero encontrar,
que me quiero de vuelta ?
Será que nunca me fui del todo ?
No será necesario apurar la partida,
aún guardo la brisa fresca
que me acariciaba debajo del ciruelo,
la sombra del laurel dibujada bajo mis pies...
Las abejas zumbando en el ligustro...
La madreselva...
No falta tanto... El adiós siempre llega...
Pedacito de cielo - Raly Barrionuevo
Comentarios
Publicar un comentario