Arte, para verse el alma - Hoy: Lola Mora,una mujer avanzada para su época - Parte 1 - por Rosana Lepretre
“En mi vida cometí tres errores: nacer mujer,
lograr ser escultora y tener ideas avanzadas para mi época.”
"De los mediocres no habla nadie, y cuando lo hacen sólo dicen maravillas"
- Salvador Dalí -
Dolores Candelaria Mora Vega, más conocida como Lola Mora, nació el 17 de noviembre de 1866. Es controvertido su lugar de nacimiento. Su cuna se la disputan Tucumán y Salta. Los salteños alegan que nació en El Tala, una localidad del sur de esa provincia, en el límite con Tucumán, donde vivían sus padres: un tucumano (Romualdo Alejandro Mora Mora) y una salteña (Regina Vega Sardina). Los tucumanos se basan en que fue bautizada en Trancas, en el norte de esa provincia y
que ella siempre se reconoció tucumana.
En 1887 llegó a Tucumán el pintor italiano Santiago Falcucci para dar clases en esa ciudad. Lola tomaba clases particulares del maestro, quien la inició en la pintura, el dibujo y el retrato. De Falcucci, Lola aprendería el neoclasicismo y el romanticismo italiano, que caracterizó su vida. Retrató a las personalidades de la sociedad tucumana de entonces. Así aprendió a relacionarse con el poder, mediante su arte. Lola entendía que la única manera de financiar sus obras era mediante encargos de los Gobiernos de turno.
Animada por su éxito, retrató al gobernador de Salta, Delfín Leguizamón, en una obra al carbón. Su trabajo resultó tan perfecto que su maestro Falcucci diría: "Era la copia de una fotografía, pero tenía todo de propio, de individual en la factura". Para los festejos del 9 de julio de 1894, Lola pintó una colección de veinte retratos en carbonilla de los gobernadores tucumanos, desde 1853. El diario El Orden encomió su trabajo: "Es la obra quizás de más aliento de cuantas se han llevado a la exposición. Muchos de ellos son algo más que un retrato, son verdaderas cabezas de estudio, de franca y valiente ejecución". La Legislatura de la provincia adquirió sus obras en cinco mil pesos. Estas carbonillas se conservan en el Museo Histórico de la provincia.
Lola se había transformado en una celebridad en Tucumán. En julio de 1895 viajó a Buenos Aires en busca de una beca para perfeccionar sus estudios en Europa. El 3 de octubre de 1896 el presidente José Evaristo Uriburu le concedió a "Dolores C. Mora, durante dos años, la subvención mensual de cien pesos oro, para que perfeccione sus estudios de pintura en Europa". Al año siguiente se instaló en Roma, como alumna del pintor Francesco Paolo Michetti. Conoció también al escultor Giulio Monteverde, el "nuevo Miguel Ángel", a quien le pidió que la aceptara, también, como alumna. Lola Mora había encontrado su vocación. En pocos meses progresó de tal modo que su nuevo maestro le aconsejó dedicarse exclusivamente a la escultura y la artista abandonó la pintura para siempre.
Lola se insertó naturalmente en los círculos artísticos y culturales de Roma, donde fue muy respetada. La escultura de un autorretrato de la artista, de mármol de carrara, exhibida en la Exposición de París, ganó una medalla de oro. La prensa argentina empezó a publicar sus trabajos, sus viajes por Europa, sus exposiciones y los premios recibidos. Lola volvió a la Argentina en 1900, con un prestigio ganado. Tucumán le encargó una estatua de uno de sus hijos más notables: Juan Bautista Alberdi. Lola ofreció a la municipalidad porteña su obra más famosa: la Fuente de las Nereidas (un magnífico grupo escultórico con reminiscencias mitológicas romanas) para colocarla en la Plaza de Mayo. También acordó con Salta la fundición de estatuas y relieves conmemorativos para el Monumento del 20 de Febrero. Retornó a Roma y puso manos a la obra.
En agosto de 1902 Lola Mora regresó a Buenos Aires con los bloques de la fuente embalados. Cuando se descubrieron las estatuas desnudas que la conformaban, estalló el escándalo. Muchos la consideraron inapropiada para instalarla enfrente de la Catedral. Para acallar a los descontentos, se la emplazó en la intersección de las actuales Leandro N. Alem y Juan D. Perón. El ex presidente Bartolomé Mitre visitó, admirado, las obras. La hermosa fuente se inauguró el 21 de mayo de 1903, en presencia de una muchedumbre que, curiosa, quería contemplar la fuente del escándalo. Representaba el nacimiento de Venus (mujer nacida de las aguas), que surgía con gracia de una ostra marina, sostenida por dos Nereidas (con escamas en sus muslos, que terminan en colas de pez, enroscadas en una roca).
Por esa época recibió el encargo de esculpir una estatua de la reina Victoria, a ser emplazada en Melbourne (Australia) y del zar Alejandro I en San Petersburgo (Rusia). Sin embargo, rechazó ambas encomiendas, porque debía adoptar la ciudadanía británica o rusa, respectivamente.
Se le encomendó también un busto del presidente Julio Roca, una estatua de Aristóbulo del Valle, una alegoría de la independencia, dos sobrerrelieves para la Casa Histórica de la Independencia en Tucumán y cuatro estatuas para decorar el nuevo edificio del Congreso Nacional; que representarían a los presidentes más célebres de los congresos argentinos históricos: Carlos de Alvear, Francisco Narciso de Laprida, Facundo Zuviría y Mariano Fragueiro.
En 1904 Lola volvió con todos sus encargos: el busto de Roca, las cuatro figuras para el Congreso, la estatua de Juan Bautista Alberdi, la alegoría de la independencia y los dos frisos, en bronce fundido, para la Casa Histórica. El busto de Roca quedó en la Casa Rosada y las estatuas, en el nuevo Congreso. Viajó a Tucumán para instalar las demás obras. De la alegoría de la independencia, no le gustó el emplazamiento previsto (al ingreso de la Casa Histórica). Movió cielos y tierra para erigirla en el centro de la Plaza Independencia, donde yergue hasta hoy.
Para ello, hubo que desalojar una estatua del Gral. Manuel Belgrano, que ocupaba ese sitial, que se trasladó a la plaza de igual nombre, en el antiguo Campo de las Carreras. De la época data la polémica sobre cómo había que instalar la estatua: o mirando hacia el naciente o hacia el oeste (los cerros tucumanos). En la discusión terció Bartolomé Mitre, quien sostuvo que debía mirar el nacimiento del Sol y Lola, apoyada por Roca, insistía en que debía mirar hacia el poniente. Sostuvo la indomable artista: "La libertad, cual astro de la moral y la civilización de los pueblos, debe nacer con el Sol y como el que nace, jamás lleva los ojos hacia atrás, mira por tanto al infinito". De más está decir que la polémica la ganó Lola Mora, quien instaló la estatua donde quiso y en la orientación que le pareció mejor.
Es extraordinaria esta escultura de una mujer que exhibe, decidida, su cuerpo hacia adelante, luego de romper las cadenas que la oprimían. Su vestimenta, mojada, se adhiere a su pecho, empujada por el viento que recibe de frente. Tiene claras reminiscencias de la Victoria de Samotracia y las obras escultóricas clásicas griegas. Luego instaló los monumentales altorrelieves de bronce en la Casa Histórica. Uno simboliza el 25 de mayo de 1810, el otro, el 9 de julio de 1816, fechas señeras de la argentinidad. Finalmente, emplazó su magnífica estatua de Juan Bautista Alberdi en la plaza de igual nombre, donde se la puede apreciar hoy.
No extraña que haya sido la primera escultora argentina y sudamericana; que, a la vez, se destacara como urbanista e investigadora y fuera, además, pionera indiscutible de la minería nacional. Fue ella quien participó en la obra del tendido de rieles del Ferrocarril Trasandino del Norte o Huaytiquina, por donde, en la actualidad, transita el maravilloso Tren de las Nubes, uno de los principales atractivos turísticos de Argentina.
Asimismo, como urbanista fue autora del primer proyecto de subterráneo y galería subfluvial para la Ciudad de Buenos Aires y también previó el trazado de las calles de la Ciudad de Jujuy.
Y era mujer, en un mundo que hasta ese momento gobernaban solamente los hombres, mujer controversial hasta la actualidad, con una vida llena de matices, amores, desamores, porque será que no tiene la prensa mediática de Frida Kahlo? Con una obra tan exquisita?
Hay mucho todavía para continuar hablando de ella y ver y admirar su obra.
Seguiremos compartiendo este espacio con ella...
Comentarios
Publicar un comentario