Consideraciones sobre la Vulneración de Derechos - por Carolina Beresi




          Habitualmente nos convencemos de que son nuestras decisiones personales las que van guiando nuestros pasos hacia algún lugar deseado, pero los pasos que damos se encuentran condicionados por nuestra realidad cotidiana y la posibilidad real de decidir libremente y de ir hacia la dirección que pretendemos muchas veces no pasa de ser una ilusión.

             Esta percepción, que en otros momentos de mi vida pudo haber sido para mí solamente una sospecha, se vuelve muy concreta desde hace algunos años, cuando empiezo a desempeñarme como Trabajadora Social Forense dentro del Poder Judicial.

          Mi tarea consiste en realizar Pericias Sociales, es decir, hacer estudios socio / familiares cualitativos basados en la producción material de la vida de las personas, los vínculos existentes en el grupo familiar, las características del contexto social y su capacidad de integración socio-comunitaria.

            Por lo que esta aproximación a la realidad de cada persona o familia constituye una tarea de reconstrucción y de resignificación de la historia personal a la luz de la situación judicializada.

             Es así como la palabra vulnerable se me fue haciendo cada vez más concreta y presente con el paso del tiempo. Mi profesión me permite conocer las particularidades de la historia de vida de estas familias. Y siempre, en todos los casos judicializados en los que intervengo, encuentro en estas personas altos niveles de vulnerabilidad, sea esta material, psicológica, emocional o social.

            La palabra Vulnerable se refiere, etimológicamente, a la posibilidad de ser herido o dañado debido a determinadas características y que dentro de las ciencias sociales pueden ser técnicamente observables. Sin embargo, la noción de vulnerabilidad también se presenta como un aspecto subjetivo por el que las personas se sienten desprotegidas y desvalorizadas.

           Estas características surgen en el estudio social cuando se trabaja en la historia de vida familiar, los vínculos de la familia con el entorno y las posibilidades reales que tienen sus miembros de mejorar sus condiciones materiales de existencia y de integración social.
El concepto de vulnerabilidad (fundamental para mi tarea), va siempre unido a otro, de igual importancia: el concepto de Riesgo Social, que es la posibilidad de que una persona o grupo sufra un daño que tiene su origen en una causa social.

            Las condiciones económicas, el acceso a la educación, la situación familiar y ambiental son apenas algunas de las circunstancias que pueden generar un riesgo social. Y la manera de evaluarla es a través de la interrelación de cada una de estas variables, las que nos van a dar (en cada caso) una realidad específica y única, que requiere también una respuesta particular y acorde a la realidad examinada.

        Sin embargo, estos dos conceptos, nos van marcando algo más: las fracturas sociales y económicas existentes y, debido a ellas las condiciones de desigualdad en que se desarrolla la vida de muchas de estas personas.
Con esto me refiero, específicamente a la destrucción de las oportunidades vitales que, en general, consideramos fundamentales y, muchas veces creemos obvias, sin que lo sean realmente, como por ejemplo el derecho a la educación.
Tuve muchas entrevistas movilizadoras en las que sentí muy fuerte el impacto de realidades que no esperaba conocer. Pero, pensando en las vulnerabilidades y las desigualdades quisiera compartir una situación vivida hace algún tiempo:

Voy a realizar una entrevista a un joven olero (fabrica ladrillos), de 22 años. No era la primera vez que iba a su casa, debido a que son varios expedientes en los que intervengo, por distintas situaciones y por distintos integrantes del grupo familiar.

Siempre fui mal recibida por la familia, quienes consideran que cada visita constituye una intromisión y una molestia inútil. Por lo que ante cada nueva visita domiciliaria sentía un peso excesivo y también resistencia porque adivinaba el final abrupto de la entrevista y el regreso sin lograr realizar mi tarea.

En esta oportunidad debía hablar con el joven sobre su situación actual y durante el desarrollo de la entrevista le pregunto si se encontraba estudiando. Esta pregunta, hecha en un momento inicial de la entrevista, dio lugar a su quiebre emocional. Este joven comenzó a llorar como si aún fuera un niño, sin poder parar de hacerlo hasta que me retire de su casa.

Entre sollozos desconsolados me dice que no puede estudiar, que su padre no se lo permite. Sin poder calmarse, continúa llorando durante algunos minutos y menciona que su última profesora le había dicho que él era inteligente y (como puede) agrega que quería rendir para entrar en una fuerza de seguridad.

En ese momento, su padre sale del interior de la vivienda muy enojado, expresando que su hijo tiene que trabajar para ayudar a la familia y que ya hicieron todo lo que podían por él.

          La historia familiar es mucho más compleja de lo que se refleja aquí, y es similar a la realidad de la mayoría de las familias con las que trabajo.

        Este tipo de situaciones me van generando un sinnúmero de interrogantes con respecto a mi práctica y la manera adecuada de reflejarlo, para que quienes no conocen estas realidades puedan aproximarse un poco más a ellas, manteniendo, además, la preocupación de que mi tarea no se vuelva mecánica ni automática.

        No tengo una conclusión sobre esto, pero si quiero quedarme con algo que me parece muy importante: nunca sabemos el impacto que nuestra tarea puede tener en la vida de los demás. 
En este caso que comparto con Uds., hubo una docente que diciéndole a su alumno (vulnerable y con altos niveles de riesgo social), que él era inteligente y que se merecía soñar con otro futuro posible. Esas palabras son dolorosas para él, sin embargo, él hoy se aferra con todas sus fuerzas a esa posibilidad.






Comentarios

  1. Ay correntina me hiciste llorar!!! Que nunca se apague ese fuego que te anima! Es por ahí nomás

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno Caro!! Que siga esto de compartir tus experiencias!! Besote

    ResponderEliminar
  3. Caro!!Que lindo es reencontrarte

    ResponderEliminar
  4. Querida Caro, vivimos inmersos en nuestras propias vidas desconociendo las realidades desgarradoras de otras familias y personas, como ser el abominable dolor de no poder acceder a una necesidad tan básica e importante como la educación. Quiero agradecerte por compartir con nosotros la excelente labor que haces, al abordar las distintas problemáticas que tiene la comunidad. Admiración constante.

    ResponderEliminar
  5. Cómo te conozco, te leo y siento que escucho el relato con tu voz clara y calma, nada más oportuno en estos tiempos, hablar y pensar en vulnerabilidad y riesgo social. Te quiero mucho.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares