¿Kurt Cobain?: Claro que si. - Por Queen of Hearts.

Atormentado y controvertido son dos de los adjetivos con los que se puede describir a Kurt Cobain, quién fuera guitarrista, cantante y compositor de Nirvana hasta su muerte, un 5 de abril de 1994. Banda originaria de Aberdeen, Washington, ciudad que tenía una de las tasas más altas de suicidio y enfermedades mentales de los Estados Unidos en los años 80`s y 90`s por la depresión económica, sumado al consumo desmedido de alcohol y drogas como vía de escape de un realidad hostil, lo que creó el contexto para que Cobain apareciera como una especie de vocero de una contracultura alternativa.

Si alguien me preguntara, diría que ni siquiera creo que haya sido una revelación en lo suyo ni menos aún un virtuoso, pero así y todo el tercer adjetivo que se me ocurre para describirlo es “talentoso”, porque más allá de toda su inestabilidad emocional se las arregló para poner musicalmente el foco en la frustración y el tedio de millones de jóvenes, canalizando sus angustias existenciales basado en su propio inconformismo, a través de lo que fue el sonido de una época, el “grunge” (proveniente del vocablo popular en inglés para decir ‘sucio’) a la par de sus compañeros de ruta siempre eficientes e imprescindibles, los enormes Krist Novoselic en bajo y Dave Grohl en batería, en su formación definitiva hasta la disolución de Nirvana.


Subgénero del rock, muy despreciado por los amantes de las variantes más clásicas y pesadas con aires de paladar negro, exponente de una rebeldía depresiva y apática hereda del “no future” del  punk, con un rechazo al materialismo más propio del hipismo, y ciertas notas de pacifismo, donde la banda, a la par de otras representantes del género como como Pearl Jam, Soundgarden, Stone Temple Pilot o Alice in Chains, pusieron en el aire una especie de grito de auxilio generalizado,  justo cuando la escena rockera no estaba ofreciendo nada muy novedoso, entregando todos, para la posteridad una larga lista de álbumes convertidos en clásicos indiscutibles y necesarios, más allá de su vigencia temporal como bandas.  

Así que, Nirvana, en principio, distorsionando canciones sencillas en su gran mayoría, con su registro vocal tanto disfónico como nostálgico, pasando de la rabia desbordada a la fragilidad emocional en muchos de sus temas, fueron encarando este camino. Otros temas huelen sin dudas a espíritu adolescente, bastante inofensivos al lado de propuestas musicales más duras, pero sin que esto les baje el precio.

La discografía oficial es tan corta como su carrera.  Arranca con él áspero “Bleach” (1989) editado por el sello independiente “Sub Pop” que de algún modo digitó el estilo con el que tenía que sonar la banda, con influencias de un rock desgarrado, pasando por un punk psicodélico a momentos más duros, con un registro vocal y musical desgastado y a la vez melódico. Grabado en tan solo 30 horas de trabajo, reeditado por el sello “Geffen Records” en 1992 luego del éxito del segundo álbum de la banda, “Nevermind” (1991) que supo ocupar el podio de los charts volteando a Michael Jackson de lo más alto de la cima, gracias, entre otras cosas, a la alta manija que se le dió desde la cadena MTV, donde los videos de difusión del álbum no dejaron de  aparecer todo el santo día.  



Con temas “Smell Like Teen Spirit”, “Come as You Are”, “Lithium”, “In Bloom”, “Stay Away”, “On a Plain”, “Something in the Way”, el album recibió el disco de oro y platino por la “Recording Industry Association of America” y el de diamantes en el año 1999 entre otros numerosos reconocimientos por ventas. Como se dijo en la revista “Guitar World” “el sonido de la guitarra de Kurt Cobain en “Nevermind” establece el tono para el rock de los noventa” usando pedales de distorsión y de “chorus” como sus principales efectos, pero el mismo espíritu que en sus inicios, logrando representar a toda una generación criada bajo el incipiente mercado de consumo internacional y la globalización.



“In Utero” (1993), fue el último disco en estudio, con una mejor producción y un sonido mucho más maduro y representativo, con temas como “Serve the Servants”, “Heart Shaped Box”, “Rape Me”, “Dumb”, “Pennyroyal Tea”, y “All Apologies”, y si bien alcanzaron un espacio entre “Los mejores 500 álbumes de toda la historia” según la revista “Rolling Stone” en el año 2003, en 2004,” Blender” los posicionó entre los "100 mejores álbumes estadounidenses de la historia", y en el 2005 “Spin” entre los "100 mejores álbumes de 1985-2005" el álbum no tuvo la repercusión de su antecesor a pesar de la calidad del producto. 

Es que si en el bendito Cosmos musical no se le da la chance de acomodarse y menos aún de conformar a todo el mundo,  incluso a artistas consagrados ¿que pueden esperar quienes  apenas comienzan, aunque hayan arrancado pegándola fuerte? Nada que llame la atención en el show bussines. Ya en el año 2003, en un artículo de la “Guitar World” que celebraba el décimo aniversario de su lanzamiento de In Utero se decía que “…fue bastante mejor disco [que Nevermind] y que en diez años parece ser un influyente esparcidor de semillas, a juzgar por las bandas actuales. Es que si es posible para un álbum que vendió cuatro millones de copias que pasara desapercibido, o subestimado, entonces In Utero es esa perla perdida".​



Muchos dirán que a este tipo de producto no le puede deparar otro destino, porque el éxito de la banda fue considerado una mera casualidad, o injustificado, para gran parte de quienes le bajaron el pulgar desde el minuto cero. Pero la realidad es que Nirvana y las restantes bandas enroladas dentro del estilo,  vinieron a renovar un poco las opciones de música para escuchar a quienes simplemente disfrutamos de hacerlo, sin necesidad de entrar en debates o análisis rebuscados más dignos de mejores causas. Y por eso tenemos la recompensa, que vino de la mano de uno de los discos en vivo más lindos, a mi parecer: el “MTV Unplugged in New York” (1994) con el que volvieron a resurgir para quienes se habían defraudado con el disco anterior. 

De una belleza singular - como casi todos los shows registrados en ese formato por la cadena televisiva - grabado en diciembre de 1993 en los estudios de Sony Music de Nueva York,  es el primer álbum póstumo de la banda, lanzado 7 meses después de la muerte de Cobain, y que alcanzó no solo un gran éxito en ventas y que recibió un Grammy por ser uno de los discos en vivo más exitosos de la historia. En  el año 2007 se lanzó una edición en DVD con material inédito, como ensayos, conversaciones entre la banda y el público, con subtítulos, 2 canciones inéditas.

Si bien no éste no fue el último concierto de Nirvana, porque una semana después terminaron una gira en Estados Unidos y se fueron a Europa para dos meses más de conciertos, se sintió como si lo fuera, donde Kurt Cobain quedó plasmado para siempre con esa imagen suya que vimos a lo largo el concierto, vestido con remera, camisa, ese saco tejido,  que junto a su cara aniñada, melancólica, su siempre rubio despeinado, y abrazado a la guitarra acústica, trajo más  calidez a un ambiente ya tenue y relajado.



Con el acompañamiento de los guitarristas Curt Kirkwood y Pat Smear y la chelista Lori Goldston, la banda dejó de lado algunos de sus éxitos para ofrecer temas de menos rotación mediática, y a diversos covers como “The Man Who Sold the World” (David Bowie), “Jesus Doesn’t Want Me for a Sunbeam” (The Vaselines, banda alternativa escocesa) y “Plateau”, “Oh Me” y “Lake of Fire” (Meat Puppets), brindando un concierto en tono intimista, ya que al bajar los decibeles, por ser un acústico, se pueda apreciar mucho más a fondo la calidad de las composiciones y de la banda, pero por sobre todo, deja ver a la perfección la versatilidad que pueden tener algunos artistas que no se conforman con una etiqueta impuesta, y se dejan llevar. 

Por eso trascienden las épocas, a los detractores de siempre, o a la muerte misma.



Como la de Kurt Cobain, quién supo manifestarse en forma expresa contra del machismo, de la misoginia, la intolerancia, y que se mostraba incomodo con el consumismo desmesurado y el capitalismo llevado a ultranza, pero paradójicamente terminó por esas mismas razones convertido en un producto de venta masiva que profundizó sus zonas más oscuras mientras alcanzaba la fama que nunca quiso tanto,  ni pudo sobrellevar. Aunque 27 años después de ponerle fin a su frágil existencia, sigue vigente. 

 Y acá se lo celebra, siempre. 







Comentarios

  1. Otro "incomprendido" del que la industria discográfica se sirvió . John Lennon, en Working class hero lo describió muy bien:
    Tan pronto como naces,
    hacen que te sientas pequeño,
    no dándote tiempo en lugar de dártelo todo,
    hasta que el dolor es tan grande
    que no sientes nada de nada.
    Ser un héroe de clase trabajadora es algo a lo que aspirar.
    Kurt sin dudas lo logro y tanto como John son inmortales.

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    1. Gracias por el aporte , que cierra de algun modo el concepto que quise transmitir. Asi parece ser ese mundo, este mundo.

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